Es curioso como se gira la tortilla a veces...

Hola a todos!!!

Tengo una estupenda noticia: mañana domingo no tengo que ir a trabajar, lo cual me llena de satisfacción. Afirmación extraña, pero ya sabeis los que os pasais por aqui la semanita que llevo. Hoy fui a trabajar toda la tarde, pero por fin puedo decir que el trabajo está casi hecho. El lunes seguramente me tocará pringar otro poquito, pero ya de otra manera.

Así que hoy, cuando salí de la oficina, lo hice decidida a recuperar parte de mi vida social, y me fui a tomar algo con una amiga que hace tiempo que no veia. Nos fuimos a cenar algo, y luego a un pub a bailar y hacer el tonto. Me ha venido muy bien, sobre todo teniendo en cuenta que ha sido mi unico contacto social de la semana, fuera del mundo laboral y bloguil. Me lo he pasado bien, y he desconectado, que falta me hacía.

El caso es que me ha contado algo que me ha hecho tener una sensación extraña, entre pena y satisfacción. Procedo, pero para ello me tengo que remontar a hace más de dos años...

Yo de aquella trabajaba en otro sitio, y digamos que tuve una especie de "affaire" con un compañero de trabajo en una noche de cena de empresa y cachondeo general. Fue algo precioso, pero también extraño, porque al dia siguiente los dos actuamos como si no pasara nada. Yo me enamoré de él como una colegiala. Intenté dar algún paso adelante, pero él siempre se hacía el loco, así que parecia no haber demasiado interes por su parte, pero tampoco me ignoraba... era algo extraño.

Con el tiempo fui asumiendo que esa mágica noche solo había sido resultado de la barra libre y el buen rollo generalizado, así que asimilé que aquello no volvería a repetirse. Pero, misma cena, un año después, la historia, por iniciativa de él, se repite... y sin demasiadas copas de por medio. La confusión reinaba mi vida, todo se hacía muy intenso, y muy confuso.

Pocos dias después, vuelve a haber otra cena, y el tonteo se repite. Y yo, mareada con toda la historia, y enamorada como una niña, decido plantarle cara al asunto y exponerle como está el tema por mi parte: que si quiere que suceda algo, que lo intentemos de verdad, sin cenas de empresa de por medio. Y si no, pues que dejemos de hacer el idiota, que somos compañeros de trabajo y no es cuestión de ir haciendo el canelo en cada cena que se organice. Él reculó tan lejos como pudo, y aquella noche (con confirmación catastrófica en otra cena meses después) la relación que nunca tuvimos se acabó para siempre. Me dolió mucho, pero me recompuse y salí fortalecida de todo aquello... creo.

Hoy mi amiga me ha contado que se ha girado la tortilla. Ahora es él el que está enamorado de una chica que le da una de cal y otra de arena, que da un paso adelante y después sale corriendo, que le busca y luego se aleja. Me da lástima por él, porque se que lo estará pasando mal con este asunto. Y a fin de cuentas es una persona a la que quise mucho, aunque las cosas no resultaran como a mi me hubiera gustado. Pero por otro lado (el lado más cruel que tengo...) me alegro de que sienta en sus carnes lo que yo sentí durante dos años enteritos. Me alegro del mal ajeno, sí. No quiero que sufra... pero me siento recompensada.

Hoy me siento cruel, pero de algún modo se hace justicia... el daño que hacemos a los demás, siempre acaba volviendo. La vida es circular, y lo que uno deja en el camino, acaba encontrandoselo. Es curioso como se gira la tortilla a veces...