La gente no cambia

Y yo no soy una excepción. Siempre seré la misma tontaina que se enamora del primero que le dice cuatro tonterías. Siempre tendré miedo a las alturas, a las motos y a perder a mis amigos. Me pasaré toda la vida persiguiendo el amor, pero cuando me mire de frente, disimularé y diré "que casualidad, pero si yo no te buscaba!". Y siempre lloraré cuando el amor se gire y me de la espalda.

Siempre seré la misma niña que se despertaba a media noche llorando si recordaba que no había hecho los deberes de mañana. Seguiré levantando el teléfono para llamar a mi madre cuando algo me preocupe, me angustie o me asuste... aunque no le cuente lo que me pasa... solo para oirla. Seguiré dando el todo por el nada, aunque sepa que no hay vuelta. Y me seguiré enfadando al ver que no la hay.

Toda la vida me darán vertigo los cambios, mirar atrás y ver donde estaba y donde estoy. Pero siempre seguiré caminando hacia delante, haciendo ajustes y cambiando aquello que no me gusta. Nunca me dejarán de gustar las sorpresas. Ni los regalos hechos con cariño. Ni los abrazos inesperados.

Nunca he dejado de ser aquella niña que guardó en el bolsillo de su abrigo un puñado de nieve para enseñarsela a su abuela. Y por muchos años que cumpla, nunca dejaré de disfrutar tocandolo todo en las jugueterías... aunque no piense comprar nada.

Pero sobre todo, lo que nunca jamás en la vida dejaré de hacer, es el gilipollas. Sí, sí, el gilipollas. Como volver a escribirle a M., después de todos estos meses. Dos veces.

La gente no cambia. Y yo no soy una excepción.

Ea, ya podeis hacer clic en el "Dime algo" de ahi debajo y decirme tontalculo...

¿Dónde habré dejado yo mi sentido común?