Recuerdillos

Hoy he ido a la playa, y he vuelto con mucha hambre. Así que me he acordado de cuando de pequeñita mi madre me llevaba a la piscina, que yo salia de allí con más hambre que altura, y he recordado una anecdota que me ha hecho reir.

Como os decía, salía siempre con mucha hambre, y un dia le dije a mi madre:

- Mamá, tengo tanta hambre que me comería un elefante

A lo que mi madre, bromeando, contestó:

- Bueno, pues cuando lleguemos a casa te preparo un bocadillo de elefante, que tengo uno en la nevera.

Imagino que esto lo tuvo que decir con un tono bastante irónico, pero yo no lo debí captar muy bien. Así que en cuanto llegué a casa, lo primero que hice fue ir corriendo hacia la nevera y abrirla.

Mi madre que me ve me pregunta:

- ¿Que buscas?

Y yo, convencidisma de que los padres nunca dicen mentira, le contesto tan ufana:

- El elefante, quiero verlo antes de que me hagas el bocadillo.

Aun recuerdo las carcajadas de mi madre, mientras me explicaba que solo era una broma. Y aún recuerdo la decepción que me dió a mi, que esperaba encontrarme un elefante-bonsai en el cajón de las verduras.

Cuando daría ahora por volver a ser esa mocosa que creía que su madre podía guardar un elefante en la nevera.